Acabo de volver de las vacaciones. Desde Badajoz a Ibiza pasando por Málaga puedo decir que han sido unas semanas movidas, movidas pero no tan descansadas como hubiera querido. Lejos quedaron los viajes a Ibiza para descontrolar un poco, recuperar tumbados en la playa y volver a Madrid con lágrimas en los ojos. Esta vez he aterrizado en Madrid bendiciendo el ambiente de domingo que se respira durante toda la semana al no haber más de un tercio de la población habitual en la ciudad. El motivo de semejante cambio de actitud se debe a que ahora somo padres (ou ou, sí, padres, esa palabra que envejece mucho más que casados) de una niña maravillosa de año y medio que deja como vago al conejito de Duracell.
El verano pasado no lo notamos porque apenas tenía medio año, un angelito comilón que dormía varias siestas al día. Fuimos tan valientes incluso de llevárnosla a 18 horas de avión de distancia y 9 horas de cambio horario a San Francisco, así que pensamos que la gente era una exagerada y que todo iba a ser pan comido. Y entonces aprendió a andar. A subir y bajar escaleras. A saltar. A tirarse al agua. A correr. La gente no exagera.
Siento ser el grinch de la maternidad, con el éxito de los preciosos blogs sobre bebés y madres felices flotando en un aura sobre iluminado de composiciones hechas en Pic-stich/Pic-fx/Pic-Lab mis lamentos están muy fuera de lugar. Lo cierto es que ni siquiera son lamentos, son una introducción, una excusa explicatoria para que entendáis con misericordia por qué tengo el blog tan abandonado cuando no debería. En primer lugar, no debería porque este tinglado de La Condesa lo hemos montado entre todos y merecéis seguir siendo partícipes en primera fila. En segundo lugar, porque cada vez que me encuentro con alguien que me sigue y me dice "escribe más por favor", me toca algo dentro y me entran ganas de correr a conseguir Wi-Fi (la última vez que me ocurrió fue visitando Sluiz hace un par de semanas donde me encontré con Beatriz de Andorra y me hizo tanta ilusión que aún me acuerdo). Y en último lugar, porque a mi me viene muy bien. Decía C.S. Lewis "leemos para saber que no estamos solos", en mi caso lo cambio por "escribimos para saber que no estamos solos".
Así que basta de excusas, vuelvo.
Vuelvo y os anuncio que habrá muchos cambios en breve. Estoy harta de blogger, de tener el blog y la web separadas y de la desorganización en éste mundo online. Lo voy a reformar todo. ¿Algún consejo? ¿Alguien a quien me recomendéis llamar para encomendar la tarea? ¿Existe el Batman del e-comerce?
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Te cedo la palabra